martes, 26 de abril de 2011

Más tiempo, más amor


Las cosas han cambiado mucho desde la última entrada y se puede decir que las vacaciones nos han sentado genial. Al parecer lo único que nos hacía falta era pasar más tiempo juntas y en ambiente relajado. Estoy segura de que cuando se van acumulando los días de trabajo el estrés y el cansancio hacen mella, el ánimo con el que me enfrento a las tareas cotidianas no es el mejor y Teresa eso lo nota mejor que nadie. Cuando las rabietas parecía que se habían asentado en nuestras vidas, la niña dulce, sensible, cariñosa, juguetona y risueña en todo momento ha regresado y parece mentira que sólo hayan bastado unos pocos días para que esto pase.

También tengo que reconocer que los celos se han apoderado de mí en algunos momentos. Si, sobre todo la primera parte de la semana en la que yo continuaba trabajando y Teresa estaba todo el día con papá. A su manera, parecía vengarse de mi ausencia y a mi regreso se ponía a decir a papá cuánto lo quería y lo bien que estaban los dos juntos solitos. Que no haya confusiones, a mí esto me encanta, me derrito con ese amor que le demuestra a su padre, pero es que en alguna ocasión incluso llegó a decir que me fuese porque los dos solos estaban muy bien. (He soltado incluso una lagrimilla, disimuladamente y a escondidas, por supuesto). Cuando pienso que sólo tiene dos años no dejo de imaginar cuánto voy a sufrir en este amor…

Afortunadamente me bastó un día de vacaciones para hacerme un hueco en la familia y el resto del tiempo ha consistido en disfrutar de verla reír a carcajadas, jugar todo el rato, hacer amigos, dar paseos, bailar, cantar y escuchar sus historias inventadas, que cada día son más elaboradas.

viernes, 15 de abril de 2011

Cansada y triste

Termino la semana agotada, desde luego me van a venir de lujo las vacaciones. El cansancio no es sólo físico, es también mental. Desde hace un tiempo Teresa vuelve a estar muy demandante, pero esta semana además se ha sumado el mal humor e incluso rabia. Esta situación, trabajando la paciencia, la puedo manejar. El problema es que estos momentos de rabietas, llantos continuos y gritos sólo los tiene conmigo, con lo que cuando se prolongan varios días al final me dejan mal sabor e incluso me producen cierta tristeza.

Soy consciente de que es normal que sus enfados los pague conmigo, tengan sentido o no, pero normalmente también disfrutaba de su mejor cara, sus besos más tiernos, la mejor de la sonrisas y los abrazos más sentidos. Qué lástima que esta semana me hayan tocado tan pocos. Termino el día con la sensación de que no disfruta conmigo. Para los demás quedan las risas, los juegos y para mí el malhumor.

Sólo espero que en estos días de vacaciones podamos disfrutar de buenos momentos, y aunque con rabietas, vuelvan de nuevo las risas y los besos.

viernes, 8 de abril de 2011

Nuestros juegos

“Yo soy la mamá y tú la niña”. Este es uno de los juegos preferidos de Teresa desde hace un tiempo. “Tienes uno”, dice enseñando uno de sus deditos. “Y yo tengo dos” y muestra dos dedos. “Soy mayor mamá, y tú eres pequeña”. “Ahora a comer, ¿qué quieres?”. Algunas veces opino, pero como ya me conozco el juego le suelo decir que prepare lo que quiera, que está muy rico, total al final siempre termino comiendo croquetas…

En este juego, como en la vida, repetimos algunos patrones. La parte principal del juego gira en torno a la comida, y por supuesto en las compras en el supermercado, que le encantan. Sin embargo, cuando va a comprar me deja sentada en el suelo y me pide que no llore “vengo pronto”. (Si yo hiciese eso, habría que verla…). Otras veces me cambia de ropa o me baña (simulado) y me revuelve todo el pelo (real), pero lo peor llega cuando aparece con un peine y la colonia (real, real). Luego me pide que me tienda en el suelo y me lee un cuento, a veces se le escapa un “mamá” y rectifica, “niña”. Finalmente llega la parte de “colorín, colorado” y nos dormimos abrazadas. Entonces la despierto y le digo “mamá, se te ha olivado el biberón” y se pone muy contenta a preparlo.

lunes, 4 de abril de 2011

Con las amigas

Este fin de semana hemos vivido una nueva experiencia. Mientras yo he estado de viaje con mis amigas de la infancia, Teresa y papá han estado en casa y como dicen que de todo se aprende, yo he sacado algunas conclusiones:

1.- Ni Teresa ni papá me echan tanto de menos como yo creía. Según papá no me ha nombrado ni una sola vez. Sé que no me miente, por lo que no entiendo entonces cómo cuando estoy con ella no puedo alejarme ni un minuto, y tengo que tomarla en brazos hasta para ir al baño. Sinceramente, me ha dado hasta un poco de rabia.

2.- Aunque me lo esté pasando bien no dejo de sentir cierta culpabilidad por no estar con Teresa.

3.- Cualquier conversación suelo derivarla al tema que no se me va de la cabeza, Teresa. Por suerte es algo que comparto con el resto de madres del grupo.

El fin de semana además ha dado mucho de sí, podría escribir varias entradas, pero hoy quiero destacar dos cosas. La primera que en este viaje una de mis amigas ha confirmado sus sospechas de embarazo. Será su segunda y muy deseada hija (ya nos hemos imaginado el sexo). Ella es una de las mamás que tengo como ejemplo y sé que la noticia para ella ha sido de las más importantes de su vida. La segunda cuestión es que a este viaje ha faltado solamente una de nuestras amigas, mamá reciente de una preciosa niña, Victoria. En todo momento ha estado en mis pensamientos porque ella también se ha convertido, a pesar de su reciente maternidad, en un ejemplo de fortaleza y valentía para mí en esta aventura de la crianza.