miércoles, 31 de agosto de 2011

Último día de trabajo


Hoy es mi último día de trabajo. Todavía tengo muchas cosas por recoger. Parece increíble que haya acumulado tanto trasto, aunque la verdad en los últimos años he pasado más horas aquí que en mi casa, así que no es de extrañar. Las cosas pendientes por hacer después de las vacaciones, organizar el trabajo para facilitar tareas a mis compañeros, despedidas y papeleo son cuestiones que están ayudando a que no me de mucho tiempo a pensar en lo que significa que este sea el último día.
Además he tenido una sorpresa que agradezco enormemente que la organizasen unos días antes. Me han hecho una especie de homenaje, con un reportaje de despedida en el que mucha de la gente con la que he trabajado, representantes de distintas instituciones e incluso políticos, hablan sobre mi trabajo en estos años. No sé si realmente todo lo que dijeron lo piensan de verdad, entiendo que muchos emplean frases típicas que se dicen en estos casos, otros además hablan como si me hubiese muerto, también estoy convencida que algunas personas se han expresado con sinceridad y de todos modos lo agradecí enormemente. Es un gran recuerdo que se suma a una placa que me regaló mi jefe por mi “compañerismo y profesionalidad” y a unas copas de cava con algunos compañeros.
Seguramente mañana tendré la sensación de que es fin de semana, así que hasta que no pasen unos días no seré realmente consciente de que he dejado mi trabajo. Por el momento Teresa será la que más disfrutará de los cambios ya que estoy segura de que el tiempo que nos queda hasta que comencemos una nueva rutina en otra ciudad lo va a vivir como unas mini vacaciones.

jueves, 25 de agosto de 2011

Contigo, al fin del mundo


En un viaje en coche este verano, al llegar al destino, mientras papá y yo hablábamos de otras cosas Teresa preguntó: “Mamá, ¿has taio pintauñas?”. En momentos como ese, cuando llevas horas conduciendo y tu cerebro no es capaz de procesar nada que no sea mandar un mensaje a la mano para que abra la puerta del coche y otra a las piernas para que salgan del habitáculo a toda pastilla, piensas “pero ¿qué clase de hija estamos criando?”. 
Como prueba de agradecimiento al universo porque estamos en nuestro destino sin habernos aniquilado unos a otros en el trayecto por tanto estrés le respondo: “Si, hija, lo he traído”. Continuamos buscando donde definitivamente hay que dejar el coche y recuperar las extremidades inferiores de nuestro cuerpo cuando Teresa vuelve a preguntar. “¿El lojo, mamá?”. “Sí, el rojo, Teresa”. Pero aún hay más. Entre las indicaciones a la izquierda o la derecha que me va dando papá, Teresa insiste y reclama mi atención una vez más: “Mamá, qué pijama he taído”. Hay cosas que me cuesta entender, sin embargo ya he asumido que en algunos temas Teresa y yo somos muy distintas.

Me da ternura pensar que cuando sus padres la montan en un coche y la tienen durante horas viajando a un destino totalmente desconocido para ella, en el que no sabe qué se va a encontrar ni cómo estará, su máxima preocupación sean sus uñas y el atuendo nocturno que lucirá. Es como decir, con vosotros iría al fin del mundo, eso sí, con mis uñas pintadas de rojo y mi pijama con bolsillos.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Una nueva etapa


Hace tiempo que quiero hablar sobre una decisión que he tomado y que cambiará mi vida y la de mi familia, sin embargo he ido retrasando este asunto como si de esta forma fuese alejando también el momento en que finalmente el cambio se va a producir.
Después de mucho meditarlo he tomado la decisión de dejar mi trabajo. Lo hago para que finalmente vivamos los siete días a la semana los tres juntos; Teresa, papá y yo, cosa que hasta ahora no ha sido así. Durante un tiempo pensamos que quizá habría algún modo de poder ir acercando y conciliando nuestras distintas profesiones, sin necesidad de que ninguno de los dos renunciase a su trabajo, pero hay cuestiones que es mejor que no las solucione el tiempo, sino que requieren de nuestra actuación. Aunque me gusta mi trabajo no lo dejo con pesar, es más, no tengo ninguna duda de que estoy haciendo lo mejor. Además el tiempo que transcurra hasta que encuentre otro trabajo pienso disfrutar al máximo del día a día con Teresa, que este año todavía no se incorporará al colegio, por lo tanto también he decidido tomarme con calma y sin estrés esa tarea de búsqueda.
El próximo miércoles termina una etapa y comienza una nueva aventura para nosotras, con traslado de ciudad incluido. A pesar de que los cambios siempre me provocan incertidumbre, afronto este con mucha ilusión y seguridad, aunque para qué negarlo también con cierta nostalgia. Pero ¿acaso la vida no consiste en eso, en tomar decisiones, mirar con nostalgia el pasado y el futuro con optimismo?

lunes, 22 de agosto de 2011

Regresamos



 Hemos vuelto de vacaciones. Este año han estado aprovechadas al máximo y es que casi no hemos parado en casa, regresamos el sábado. Hemos visto muchas cosas pero sobre todo hemos querido disfrutar al máximo de Teresa que cada día participa más de todas las actividades y se ha convertido en una más organizando y planificando los días.
Teresa ha disfrutado sobre todo de la playa y la piscina, se ha pasado por completo la etapa en la que le daba grima entrar en contacto con la arena y ha pasado a convertirse en una croqueta andante. Se defiende perfectamente en el agua con sus manguitos y se desplaza con rapidez por donde quiere, incluso sumerge la cabeza con frecuencia y dice que bucea. En la piscina se lanza sin miedo al agua adoptando distintas posturas y en la playa no teme las olas, las busca y le gusta alejarse de donde estamos nosotros y que la persigamos nadando. Le gusta cada día demostrar su independencia y se ha hecho a todos los destinos rápidamente, casi al instante ya se sentía en su hogar y le gustaba mostrarnos donde estaba cada cosa.
Los desplazamientos se merecerían una mención aparte. En uno de ellos, el primero y que además ha sido el más largo que hemos hecho y que casi nos llevó siete horas, incluyendo las correspondientes paradas, Teresa no paró de preguntar cuándo llegábamos casi desde que nos acomodamos en el coche. La vuelta fue más calmada, supongo que ya se imaginaba la distancia. A pesar de eso el balance del viaje en coche fue bueno, siempre y cuando no te desquicie escuchar sin parar de hablar a la peque durante tanto rato de cualquier cosa y responder ciento cincuenta mil veces a un sin fin de porqués. De vez en cuando cogía el mapa y me decía “sigue recto, todo recto” y otras veces resoplaba sin más. En este viaje redescubrió a los bebés e incluso ha podido ver de cerca a niños lactando. Cuando le digo que ella también tomaba teta de mamá dice que no, pero me agarra el pecho. Ahora dice que quiere un bebé de verdad, no como su muñeco Jesús, que nos ha acompañado todas las vacaciones, tanto que se ha convertido en un miembro más de la familia, casi ha aprendido a nadar y algunas noches ha dormido también en nuestra cama.
Teresa ha conocido también en estos días algunos animales salvajes y nosotros estábamos encantados hablándole de cada especie y viendo la cara que ponía al comprobar la diferencia que existe cuando no están en papel o en la televisión.
Hemos desconectado totalmente de la rutina, pero no sólo eso, yo he desconectado por completo de la actualidad y casi diría que un poco más y desconecto del mundo. Tanto es así que cuando el sábado por la tarde puse la tele y vi todo lo que se ha montado con la visita del Papa casi me da un pasmo. Teresa preguntó que quién era y cuando le dije que era el Papa sin más explicaciones, me preguntó que por qué no hablaba, le parecía un muñeco o algo así, con ese atuendo.... Creía que me moría de la risa, pero la cosa no terminó ahí, cuando lo vio montar en coche me preguntó que por qué le acompañaban tantos hombres alrededor. Le dije que para vigilarlo, para que no le pasara nada, y ella respondió que a nosotros no nos vigila nadie cuando vamos en el coche. Ya veis, hay que tener respuestas para todo porque Teresa está en una etapa que se cuestiona absolutamente todo.

viernes, 29 de julio de 2011

Ofiacialmente de vacaciones


No tengo tiempo para mucho más pero quería al menos despedirme.
¡Estoy de vacaciones! Llega el momento de disfrutar plenamente de Teresa y seguir descubriendo el mundo juntas. 
Estoy segura de que estos días sin separarnos ni un momento nos van a venir genial a todos.
Besos a todos.

lunes, 25 de julio de 2011

Dos años y medio


Hoy celebramos los dos años y medio de Teresa. Me refiero a que lo celebramos porque estamos muy contentos y es una fecha importante, no es que hayamos preparado una fiesta. Hoy me he puesto a recordar cómo era Teresa hace un año y es asombroso todo lo que ha cambiado. Es una niña más que un bebé. El cambio más importante últimamente es que le encanta jugar con otros niños e intenta manejar la situación, convencer a sus amigos para que jueguen a lo que ella quiere, sobre todo hacer carreras. Ya no me necesita tanto en sus juegos, aunque es cierto que a los niños les encanta que los mayores decidan jugar con ellos y corro gustosa detrás de todo el grupo. Otro de sus juegos predilectos es hacer de camarera, preguntar a todo el mundo qué desea y preparar platos en una cocina imaginaria o incluso comprar los ingredientes en el supermercado imaginario, y si puede hacerlo corriendo de un lado para otro, mejor. Otras veces sustituye las carreras por los saltos. Es como si necesitase quemar energía acumulada, algo que siempre he pensado de los niños.
En el agua es toda una acróbata, ya no quiere que le de la mano para saltar a la piscina y ha aprendido a hacerlo sola. Coloca los pies justo al borde de la piscina y salta con fuerza bien lejos. Es un espectáculo porque le gusta mucho meter la cabeza debajo del agua y levantar las piernas, dice que hace el pino. Se maneja perfectamente en el agua con sus manguitos y llega a la dirección que quiere rápidamente. Además ahora ha aprendido a salir de la piscina por el bordillo, sin ayuda. Termina los días agotada.
Hace tiempo que no toma biberón por las mañanas, decidió un buen día tomar su leche en la taza de Caperucita Roja, pero papá le compró otra de Mickey Mouse más grande, así que sigue tomando la misma cantidad. Lo que no hemos conseguido todavía es que tome la fruta a trozos o un filete. Es misión imposible, por ahora.
Le gusta mucho la música y bailar. Es normal escucharla canturrear a cualquier hora mientras hace cualquier cosa. Canta canciones que conoce o que ella misma se inventa. Por las noches, aunque pide ir a su habitación a para que le lea un cuento y luego dormir, tarde o temprano me llama para venir a mi cama, algunos días está tan agotada que cuando me llama ya ha amanecido. Cuando viene a mi cama extiende sus brazos y nos toca el pelo a los dos al mismo tiempo hasta que vuelve a dormirse.
Es consciente de sus avances y logros, tanto que ya se me mayor. Todo el tiempo está hablando de lo grande que es y de que puede hacer esto o lo otro porque “ya soy mayor”. Tiene mucha prisa por crecer, mientras su padre y yo intentamos parar el tiempo para disfrutar de cada momento con ella y le decimos: “Teresa, no crezcan tan deprisa, por favor”.

lunes, 18 de julio de 2011

La playa y la historia del bikini



El fin de semana hemos estado en la playa. Como a Teresa ya le habíamos anunciado los planes desde que terminé de trabajar el viernes no paró de dar saltos detrás de mí por toda la casa diciendo “vamos ya”. Con lo nerviosa que estaba mientras yo preparaba las últimas cosas para irnos ya me imaginaba cómo iba a ser el viaje. Casi desde que montamos en el coche empezó a preguntar si ya estábamos en el destino. Aunque no se calló en ningún momento afortunadamente la cosa no fue a mayores. Cuando llegamos a la casa no podía parar de jugar con los primos y correr, estaba encantada y se durmió tarde.
Por la mañana en la playa no había quien la sacara del agua, y eso que estaba congelada. Eso sí, sacó en alguna ocasión su carácter y agasajó con su palabra preferida últimamente a algunas personas que se acercaron a saludarnos y que ella no conocía, me refiero al último hit “tonta” y que a mí me suelta cada vez que le digo algo contrario a lo que ella desea. Esto fue precisamente lo que ocurrió cuando se dio cuenta de que le estaba haciendo alguna foto por lo que tuve que terminar la sesión antes de que montara en cólera. Nos encontramos en un momento difícil porque se enfada mucho cada vez que no consigue lo que quiere y hay cosas en las que cedo porque no me parecen importantes y porque no quiero parecer la señorita Rotenmeyer y otras cosas en las que no cedo y en estos momentos no conseguimos contentarla ni dándole mil explicaciones, ni intentando que se olvide del asunto, ni de ninguna otra manera. Me parece muy pequeña para el grado de negociación que mantenemos durante todo el día, hay veces que es agotador. Un ejemplo de esto, aunque pueda parecer frívolo, es la ropa y los zapatos. Quienes sois habituales de este blog ya sabéis la pasión que tiene Teresa por los zapatos, y que no sé de quien ha sacado, puedo asegurar que no soy su ejemplo. Pues casi todos los días hay que discutir con ella para vestirla. En la playa su prima ha tenido que dejarle la parte de arriba de su bikini porque no paró de quejarse y llorar o ir detrás de ella por todos lados hasta que finalmente, cuando llegamos a la piscina accedió. La cara de felicidad era un poema, pero a mí no me gustan las niñas, y menos un bebé de dos años, con la parte de arriba de un bikini. Creo que la problemática ropa y complementos no ha hecho más que empezar con Teresa y, sin lugar a dudas, demasiado pronto.
Por otro lado, en el agua es como un pez. A principios de verano no quería usar los manguitos, tardamos en convencerla para que se los pusiese, pero en cuanto lo hizo se dio cuenta de la libertad que le daban y empezó a disfrutar del agua. En la piscina va suelta para la dirección que quiere y se moja la cabeza continuamente y dice que está buceando. Más que miedo al agua le tenía miedo a los manguitos, ahora no quiere que nadie la sujete, eso sí, todo el rato está pidiendo que la miremos para demostrarnos lo que hace.
Y así ha sido nuestro fin de semana, ya queda menos para las vacaciones.

viernes, 15 de julio de 2011

Premios



Llevo días que no consigo sacar tiempo para casi nada, mucho menos para escribir en el blog, pero de hoy ya no pasa que hable sobre dos premios que me ha otorgado Mamá de parrulín que me hacen muchísima ilusión. Además si lo retraso más voy a parecer una desagradecida y eso sí que no, un poco vaga sí, para qué negarlo.

Uno de los premios es por ser una Supermamá, y por ahora sí que lo soy, al menos para los ojos de Teresa, ya veremos si sigue pensando lo mismo dentro de unos años. Para recogerlo tengo que explicar qué es lo que más me gusta de ser mamá.
Yo siempre digo que la maternidad me ha completado y me ha hecho poner los pies tan en la tierra, en lo cotidiano, en el día a día y en las pequeñas cosas que más que en el suelo parece que los tengo enterrados. Es anclarte a la vida como nunca antes habías imaginado que se podía vivir. Saber cada mañana al levantarte que en cuanto veas a tu hijo una sonrisa tonta te va a acompañar hasta que dejes de verlo o incluso después recordándolo mientras conduces al trabajo. Pero también he experimentado el vuelco en el estómago cuando la veo correr anticipándome a sus caídas, un miedo adelantado que me acompañará siempre.




Este otro premio lleva consigo contestar a las siguientes preguntas:

1. ¿Cuál es tu reto?
Por el momento ya me gano la vida escribiendo, pero el verdadero reto sería escribir algo que me gustase mucho y más creativo. Esto lo veo complicado porque para que no sea una porquería, en mi opinión hay que tener mucha más cultura, imaginación, originalidad y estilo del que yo tengo, de plumillas está el mundo lleno.
2. ¿Qué le dirías a tu jefe si te tocase la lotería?
Pues lo que ya le he dicho pero, que me largo en Septiembre. No me ha tocado la lotería pero la decisión ya está tomada, pero esta historia merece una entrada aparte. La diferencia es que si me hubiese tocado la lotería no me habría importado marcharme cerrando la puerta definitivamente, y no ha sido el caso.
3. ¿Qué harías si descubrieses que alguien te está mintiendo?
Como soy curiosa por naturaleza preguntaría el porqué, es que no me sale hacerme la digna y mostrar indiferencia, me gusta que me den razones.
4. Si se quema tu casa y sólo pudieras salvar una cosa, ¿qué salvarías?
Yo ante estas situaciones hipotéticas siempre creo que como me parase a pensar mucho, con lo indecisa que soy, moriría asfixiada, así que mejor correr.
5. Entras en un sitio con mucha gente, ¿qué haces?
Buscar un hueco, con un rinconcito me apaño.
6. ¿Ves el vaso medio lleno o medio vacío?
Suelo ser optimista, pero cuando me da algún bajón soy muy dramática.
7. Te encuentras una lámpara mágica, ¿qué tres deseos pides?
Salud para toda mi familia, que Teresa sea feliz toda la vida y que su padre y yo nos queramos siempre como hasta ahora.
8. ¿Cuál es tu mayor miedo?
Que le ocurra algo malo a Teresa.
9. ¿Qué te hace feliz?
Los momentos de mayor ternura y amor de Teresa, normalmente cuando está cansada o cuando se acaba de despertar, pero sobre todo su risa.
10. ¿Consigues sacar un minuto para ti cada día?
Si, aunque no lo sepa aprovechar bien.
11. Si pudieras reencarnarte en un animal, ¿cuál serías?
El pero de la lotería, Pancho.
12. ¿Cuál es tu recuerdo más feliz?
Tengo muchos, me costaría elegir uno. Tengo muy buenos recuerdos de cada etapa de mi vida, desde la infancia, el instituto, la época de estudiante en Madrid, alguno en especial con mi pareja y muchos otros desde que soy madre.
13. ¿En qué ciudad vivirías y por qué?
No tengo predilección por alguna en especial. Me gustan las ciudades medias, que tengan ofertas de todo tipo pero que no se me vaya la vida en los desplazamientos.
14. ¿En qué crees?
En la amistad y el amor.
15. ¿Qué sientes cuando creas?
No entiendo bien si se refiere a creatividad o a creer.
16. ¿Te gustaría conocer el futuro?
No.
17. ¿Que otros nombres de blog te planteaste antes de poner este?
No recuerdo si pensé en otros nombres, pero si fue así seguro que eran muy parecidos.
18. ¿Crees que se pueden hacer buenos amigos a través del mundo blogger que frecuentas?
Creo que sí, hay muchas personas con las que creo que tengo una buena sintonía.
19. ¿Qué libro quedará para siempre grabado en tu memoria?
Esta sí que me cuesta trabajo porque hay libros que asocio a distintas épocas de mi vida. Uno de mis preferidos es el libro de cuentos “El Alhep” de Borges.


Ahora tocaría repartir los premios pero creo que ya los tiene todo el mundo. De todas formas aquí están por si alguien quiere recogerlos.

martes, 5 de julio de 2011

El verdadero descubrimiento de los juguetes


Cuantos trastos me habría yo ahorrado en casa si volviese atrás en el tiempo. Desde que nació Teresa he ido perdiendo espacios y acostumbrándome a convivir con trastos por cualquier parte de la casa. Les he buscado rincones, rincones en el salón para aquellos que más uso tenían, incluida la cocinita. Hasta ahora todo tenía medianamente un orden, había ratos que los juguetes parecían una alfombra pero en poco tiempo se terminaba el juego y vuelta a su sitio. Pero qué de cosas cambiaría si hubiese sido consciente de que es ahora cuando realmente disfruta de los juguetes. Y eso que yo he sido de las que he pedido a todo el mundo que no regalase por regalar, que no hay que llevar siempre alguna cosa a la niña, que los regalos son para ocasiones especiales y todas esas cosas que te hacen quedar como la mala delante de la gente, mientras el padre sonríe, recibe con agrado los obsequios y se presenta como el simpático de la pareja. Debe ser que no impongo ningún respeto porque nadie, absolutamente nadie, ni familia, ni amigos, me han hecho caso. Así me ha ido, que para no tener que mudarme he llenado ya, en diversas ocasiones y aprovechando la ausencia de Teresa y su papá, bolsas de basura tamaño comunidad con utensilios de juego que yo misma voy discriminando. Ha habido veces que me he pasado, lo noto cuando los echan en falta. “Ya aparecerá”, suelo decir, consciente de que anda muy lejos.

Sin embargo creo que a partir de ahora el tema va a estar más complicado. Teresa busca y rebusca por todos sitios donde sabe que hay juguetes y va sacando una cosa u otra, se sorprende con objetos que tenía olvidados, los utiliza, juega, se pasa ratos largos entretenida, pregunta por juegos concretos que recuerda perfectamente y los reclama o te dice “no lo busco, mamá”, en lugar de no lo encuentro. El orden en las cosas dura milésimas de segundo, justo el tiempo que termino de colocarlas, inmediatamente después llegan unas manitas para revolverlo todo y decir “eto me sirve”. Las sartenes y ollas de su cocinita llenan mi lavavajillas, su reno, tamaño bulldog se sienta en mi sofá, si Teresa viene por la noche a mi cama la acompañan Pinkinico y las tres mellizas, los cuentos están relegando a mis libros en las estanterías, y sus instrumentos musicales, llámese trompeta o tambor, suenan a cualquier hora. Recientemente también ha redescubierto una colchoneta. Dice que es un castillo hinchable y no para de saltar como una loca. También la utiliza para hacer “ninnasia” y levanta las piernas mientras está tumbada en ella, por supuesto en mitad del salón.

A la hora de salir a la calle, siempre va con su cochecito y cada día dice que le toca pasear a alguno de sus muñecos, últimamente es Upsy Daisy la más afortunada, menuda racha lleva. No nos podemos olvidar de su bolso donde guarda alguno de sus móviles y unas llaves de plástico. Además ahora muchas veces nos acompaña un gato, este no sé de dónde ha salido, pero le encanta jugar a tirarlo para arriba y que yo lo coja, se llama minifú.

Ayer vio a una niña con una moto de plástico de dos ruedas en la que se desplazaba empujándose con los pies y rápidamente pidió una igual. Yo ya sabía que le iba a gustar porque hace tiempo en un hipermercado fui yo la que la incitó a probar una y le encantó. Ha llegado el momento peligroso en que quiere todo lo que ve.

Y así estamos, intentando mantener un equilibrio entre lo que supone disfrutar tremendamente de los juguetes y conservar un orden mínimo para que no piensen que tenemos el síndrome de Diógenes.

viernes, 1 de julio de 2011

Lo bueno del verano

¡Comienzan las vacaciones de verano! Por lo menos para el papá de Teresa, que disfrutará de dos meses intensos de actividades con ella, que vive en vacaciones permanentes. Aunque para Teresa también ha habido un cambio importante y es que ha incorporado los baños en la piscina a su rutina diaria y le encanta, mucho más si es en la compañía de los primos que hacen que cualquier juego se convierta en una fuente inagotable de enseñanzas que ella intenta imitar por todos los medios, aunque en muchas ocasiones no sean las lecciones más adecuadas y sean éstas precisamente las que capta al vuelo.

Rompiendo totalmente con la rutina ayer celebramos una barbacoa por la noche en casa de mi hermana y como el calor era sofocante, Teresa vivió con emoción su primer baño nocturno en la piscina. Casi no la podemos sacar del agua, sólo se animó a salir cuando vio las chanclas de su prima y se fue directa a por ellas. Hoy cuando he llegado del trabajo la he encontrado con unas chanclas rojas, se las ha comprado el abuelo.

Para mí siguen las jornadas de trabajo y aún veo lejanas las vacaciones. Sin embargo en verano relajamos las normas para todos, y se hace más ameno el día a día porque ahora cada tarde salimos a pasear y a tomarnos algo al aire libre. Espero que cuando termine el verano Teresa me regale alguna frase como la que ya conté aquí el año pasado.

martes, 28 de junio de 2011

Fin del pañal y por fin sus pies

Teresa se ha despedido del pañal definitivamente. Sin prisa pero sin pausa, y de manera más fácil y cómoda de lo que yo auguraba, así ha sido. Después de que no se produjese ningún escape durante el día y dado el control que demostraba, mi hermana me aconsejó, sabia como siempre, que comprobase si el pañal estaba seco por la mañana y si así era, que la dejase dormir sin él.

Dicho y hecho, Teresa se despertaba con el pañal totalmente seco, no sólo de la siesta, también por la noche. Además, la mayoría de los días me ha pedido ir al baño nada más levantarse de la cama. Con todos estos indicios, la operación pañal parecía superada y así ha sido. Cuatro noches sin pañal y cero escapes. Y ella tan contenta va contándoselo a todo aquel que la quiere escuchar.

Pensando ahora en toda la pereza que me daba la operación pañal me sorprende lo fácil que ha resultado. Y es que parece que es cierto que los padres solemos enfrentarnos a los cambios con más temores que los niños. Todavía recuerdo la pena que me daba al pensar en su chupete y Teresa lo olvidó tan pronto que parecía que nunca lo hubiese necesitado. Ahora también me da algo de nostalgia recordar en su culo regordete y abultado con pañal.

Por cierto, ya tengo algunas fotos de sus pies, aunque no son las mejores y no descarto hacerle otras. Posiblemente a partir de ahora me pase la vida fotografiándolos.















viernes, 24 de junio de 2011

Los pies de Teresa


Mañana Teresa cumplirá 29 meses. No es una fecha redonda, pero cualquier momento es bueno para reseñarlo. Crece y crece y no ha habido ni un solo día de su vida que haya dejado de sorprendernos. Uno cree que con el paso del tiempo se irá haciendo una rutina y se dejará de vivir cada momento compartido con su hijo como algo mágico, como un regalo, pero no es así. Cada noche me acuesto pensando en hacer uno foto de sus pies regordetes y sus manos, son las cosas que más me enternecen de su cuerpecito a camino entre el bebé que fue y la niña en la que se está convirtiendo. Durante el día pasan mil cosas y al final siempre pienso en esa foto justo cuando me voy a dormir, una tarea pendiente y recurrente cada noche. Es como si quisiese atrapar el tiempo con esa foto, y se convierte en una idea angustiosa el pensar que pasan los días y no la tengo.

miércoles, 15 de junio de 2011

Esta pudo ser la operación pañal más larga de la historia

Si no fuese porque la operación pañal me está siendo impuesta no creo que en estos momentos tuviese yo ánimos para emprenderla. Pero como para casi todo Teresa no deja de sorprendernos y en este caso también nos está llevando a rastras, parece que vamos pasos atrás de su evolución y que necesita padres supervitaminados y mineralizados. Ya hace tiempo que conté aquí cómo abandonamos un primer intento de olvidarnos de los pañales, así es que como se puede ver la cosa ya viene de lejos y en todo este tiempo Teresa ha ido cogiendo práctica en el uso del orinal, siempre que le ha apetecido.

Su deseo de ser mayor rápidamente, unido al calor que ya hace y a su gusto recién descubierto por las braguitas (otra cosa que hay que sumar a su pasión por los zapatos) hace que ya no quiera el pañal ni verlo. No sabía ella que se iba a encontrar con unos padres tan perezosos, así que parece que en su pequeña cabecita se ha encendido una luz y ha dicho “O tomo la iniciativa o paso de los pañales de bebé a los pañales de viejuna”. Esta podría haberse convertido en la operación pañal más larga de la historia de la humanidad.

Ya hace unas semanas que le quité el pañal por la mañana, aprovechando que su padre no trabajaba, y le dije que ese día estaría sin pañal hasta la noche. Ella toda emocionada diciendo “soy gaaande…. mira mis babitas…” y yo con la conciencia tranquila de pensar que estábamos haciendo lo que tocaba y esperando ver el desenlace de esa aventura que empezaba a emprender como madre responsable, pero con la calma que da que sea el padre el que se ocupa de ese primer día, lo llamé a las pocas horas para preguntarle qué tal iba el asunto. Muerta me quedé con su respuesta: “Le he puesto el pañal, me he tenido que pelear con ella pero ¿qué iba a hacer si hemos salido a la calle?”. Yo pensé que esto debía significar que hasta que aprenda a controlar esfínteres no se puede pisar la calle y me entraron sudores fríos. Menudo chasco con el primer intento de la operación pañal.

Por suerte Teresa le cogió el gusto a lo de estar sin pañal y durante el fin de semana salió algunos ratos a la calle sin él. Y para más suerte mi madre y mi padre no se acobardan ante los pipís callejeros. Y para suerte de las suertes, Teresa parece que controla y ha tenido pocos escapes por el momento. Así que ya sólo usa el pañal para dormir, pero esto ya lo dejaremos para las vacaciones.

miércoles, 1 de junio de 2011

"Mamá, pónete contenta"

Cuanto Teresa era un bebé que empezaba a interactuar notaba cómo era habitual en ella que buscase mi aprobación constantemente si intentaba tocar o coger algún objeto. Era muy normal que aunque ya lo tuviese entre sus manos me mirase para ver cuál era mi reacción. Algo así pasaba también cuando empezaba a caminar, si quería llegar a cualquier sitio volvía su cara hacia mía en muchas ocasiones, aunque luego hiciese lo que le diera la gana. Supongo que es normal que los niños busquen la aprobación de los padres, pero yo a veces tenía una sensación un tanto rara. Es como si me diese un poco de pena ¿qué imagen tenía de mí, la de un ogro? ¿Acaso pensaba que a todas sus iniciativas le iba a decir que no?

Ahora estamos en otra etapa, y aunque ya pasa de buscarme con la mirada cada vez que se le ocurre algún nuevo invento, ha sacado una frasecita que me tiene pone los pelos como escarpias: “mamá, pónete contenta”. Nunca en mi corta experiencia como madre he utilizado ninguna frase parecida a “si haces tal o cual mamá se pondrá triste o se enfadará”, nunca jamás. Es más, no creo que esta criatura me haya visto realmente enfadada nunca, la sorpresa que se va a llevar el día que de verdad lo esté.

Entonces, ¿por qué extraña razón emplea esta frase en situaciones tales como cuando le digo que no saque todas las toallitas húmedas o no des más saltos en la cama que te vas a abrir la cabeza? Además cuando termina de pronunciar la frase la acompaña de carcajadas fingidas esperando que yo haga lo mismo, y claro, no me queda otra que responder igual y decir que estoy contenta, pero que deje de hacerlo.

viernes, 20 de mayo de 2011

Imaginación y muchas risas


Me gustaría saber en qué momento dejamos atrás el mundo infantil con ese pensamiento mágico que lo rodea y llegamos a esta faceta adulta en la que todo nos sorprende cuando vemos actuar a un niño. Y es que muchas veces no doy crédito cuando observo a Teresa y he llegado a pensar que tengo una hija loca. Supongo que es normal que los niños tengan la risa fácil, pero ¿tanto? Teresa se ríe si le digo algo con simulando una voz distinta, si la toco con un solo dedo, si le soplo en el pelo, si hago algo parecido a una mueca, si me pongo un trapo en la cabeza o me lo quito, si me siento en el suelo o si me levanto, si doy una vuelta o salto, si canto, si estornudo… con cualquier cosa. Esto te proporciona tal subida de moral que he llegado a pensar que soy la persona más graciosa del mundo. Lástima que luego te das cuenta que estas cosas tan simples sólo le hacen gracia a ella, y es que los mayores no entendemos que la risa está en cualquier gesto.

Pero Teresa no sólo me sorprende con su risa porque desde que va adquiriendo un mayor dominio del lenguaje, bueno más bien diría que se está haciendo una experta, sus ocurrencias me dejan alucinada. Ya no es sólo el hecho de que no se pueda callar ni un segundo, si no está hablando está cantando, sino que se me hace difícil seguirle el ritmo a esa imaginación desbordante.

El otro día, mientras estaba en la bañera empezó a morder la esponja. Le pedía que no lo hiciera y me dijo “es un bocadillo”. Yo siguiéndole el rollo: “Ah, ¿y de qué es?”. “Es un bocadillo de ketchup, ¿ves que es rosa y tiene un pico de pan?”. Sin respuesta por mi parte.

Otras veces le da por decir que se llama Natalia, esto lo hace mucho, pero el otro día fue más allá y me dijo que yo me llamaba Carmen. Bien, “¿y cuántos años tienes?”, le pregunté. “Siete” me dice, mostrando sus cinco deditos, “y tengo dos hijos”. Yo me animo y quiero saber más “¿Y cómo son?”. “Son grandes, tienen cinco, y están en el parque pero luego vienen conmigo”. Ya no me atrevo a seguir preguntando a ver si voy a ser yo la inductora de que pierda la cabeza del todo.

viernes, 13 de mayo de 2011

I Premio Mamás blogueras y felices


Suavinex y el Club de las Madres Felices han convocado el I Premio Mamás Blogueras y Felices y este blog está entre los que entran en concurso. La cosa está complicada porque entre los seleccionados están algunos de los blogs que sigo y que más me gustan. Espero que al menos alguno de ellos pueda hacerse con el premio, un viaje a Disneyland Paris para cuatro personas.

Los requisitos para entrar en concurso eran escribir un blog contando las aventuras y desventuras como madre/padre o compartir en él situaciones relacionadas con la crianza de los hijos desde hace, al menos, seis meses.

Para votar hay que dejar un comentario aquí, nombrando el blog elegido. Sólo se puede dejar un voto por persona y blog. Además hay que estar registrado en el blog del Club de las Madres Felices mediante Facebook o mediante Google Friend Connect, esto es importante porque según tengo entendido muchos de los votos emitidos hasta el momento no servirán para nada, vamos que no se contabilizarán.

Sé que es muy complicado porque son muchos los blogs y muy buenos, pero si podéis, votad, el plazo termina el 26 de mayo.

martes, 10 de mayo de 2011

Lógica aplastante

Teresa está creciendo y ya casi no se puede hacer una lista de sus avances porque de un día para otro la cosa cambia mucho. Es como si uno se acostumbrase a que su hijo ha dejado de ser un bebé y das por usuales ciertas cosas hasta que de repente ocurre algo o dice una frase que te hace pararte y preguntarte “¿cómo hemos llegado hasta aquí?”. Algo así me sucedió el otro día.

A la hora de la comida le estaba intentando poner un babero para que no se manchase la camiseta y ella se negaba, esto del babero es casi misión imposible últimamente. Yo le dije “Teresa, si comes sin babero te vas a manchar” y me dejó sin argumentos cuando me contestó “¿Y tú no, mamá?”.

Es la lógica aplastante de una niña de dos años a la que le gusta decir que es mayor, intenta hacer todo de forma autónoma, imita a los mayores y no entiende cómo si es mayor, tiene que hacer cosas como los niños pequeños como por ejemplo ponerse el babero. Eso si, para dormir, no hay nada como estar con mamá, como una niña pequeña.

viernes, 6 de mayo de 2011

Estaré siempre a tu lado

Por fin encuentro un ratito para escribir sobre algo que tenía muchas ganas de contar. Desde que me ocurrió lo llevo en lo más profundo de mi corazón, grabado con letras de oro que refulgen destellos de purpurina y suena a música celestial interpretada por los mismísimos ángeles. “EXAGERADA”, pensareis. Pues ya veréis que no.

Os pongo en escena; Teresa y yo en la cama, ella ya un poco amodorrada pero con ganas de juego. Cada noche le pasa lo mismo y tiene el mejor momento mimos de todo el día. Hay que aprovechar. Entre besos, abrazos y algún que otro salto en la cama y yo pidiéndole que se acueste, se echa sobre mí y me dice “estaré siempre a tu lado”. En ese momento no estoy segura de si vivo o he muerto. Todavía no me ha dado tiempo a reaccionar cuando Teresa continúa: “somos felices”.

Cualquier persona normal, llegados a este punto, estaría flotando de felicidad ante esta auténtica declaración de amor de un hijo. Yo también, por supuesto, pero mi cabeza iba a más. Yo, que soy así de esa manera, un tanto excéntrica y algo suspicaz, no hago otra cosa que preguntarme ¿DE DÓNDE DEMONIOS SE HA SACADO UNA FRASE ASÍ? Si parece que se hubiese tragado el libro de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”.

Cuando hablé con el papá me dijo que esa frase no había salido de él. Pensé en sus primos, pero ellos son más de demostrarse amor a pellizcos o a torta limpia si hay juguetes de por medio. Los abuelos no habían sido y me lo confirmó el hecho de que mientras se lo contaba a mi madre dije “Estaré siempre contigo” y ella, que estaba cerca me corrigió y volvió a decir “mamá, estaré siempre a tu lado”. Ni que decir tiene que desde la primera vez ya se lo he hecho repetir cientos de veces…

La solución llegó ayer, aunque yo ya me lo venía imaginando pero casi me parecía imposible. La frase la ha sacado del cuento “Mamá, ¿de qué color son los besos?” Es el libro que le leí el fin de semana pasado antes de dormir. En una de las páginas, en la que habla de los besos de color morado, la mamá de Pablo dice exactamente esa frase. Y ya tengo claro que viene de ahí porque ayer, cuando se lo hice repetir otra vez, me preguntó: ¿y por qué llora Pablo?

martes, 26 de abril de 2011

Más tiempo, más amor


Las cosas han cambiado mucho desde la última entrada y se puede decir que las vacaciones nos han sentado genial. Al parecer lo único que nos hacía falta era pasar más tiempo juntas y en ambiente relajado. Estoy segura de que cuando se van acumulando los días de trabajo el estrés y el cansancio hacen mella, el ánimo con el que me enfrento a las tareas cotidianas no es el mejor y Teresa eso lo nota mejor que nadie. Cuando las rabietas parecía que se habían asentado en nuestras vidas, la niña dulce, sensible, cariñosa, juguetona y risueña en todo momento ha regresado y parece mentira que sólo hayan bastado unos pocos días para que esto pase.

También tengo que reconocer que los celos se han apoderado de mí en algunos momentos. Si, sobre todo la primera parte de la semana en la que yo continuaba trabajando y Teresa estaba todo el día con papá. A su manera, parecía vengarse de mi ausencia y a mi regreso se ponía a decir a papá cuánto lo quería y lo bien que estaban los dos juntos solitos. Que no haya confusiones, a mí esto me encanta, me derrito con ese amor que le demuestra a su padre, pero es que en alguna ocasión incluso llegó a decir que me fuese porque los dos solos estaban muy bien. (He soltado incluso una lagrimilla, disimuladamente y a escondidas, por supuesto). Cuando pienso que sólo tiene dos años no dejo de imaginar cuánto voy a sufrir en este amor…

Afortunadamente me bastó un día de vacaciones para hacerme un hueco en la familia y el resto del tiempo ha consistido en disfrutar de verla reír a carcajadas, jugar todo el rato, hacer amigos, dar paseos, bailar, cantar y escuchar sus historias inventadas, que cada día son más elaboradas.

viernes, 15 de abril de 2011

Cansada y triste

Termino la semana agotada, desde luego me van a venir de lujo las vacaciones. El cansancio no es sólo físico, es también mental. Desde hace un tiempo Teresa vuelve a estar muy demandante, pero esta semana además se ha sumado el mal humor e incluso rabia. Esta situación, trabajando la paciencia, la puedo manejar. El problema es que estos momentos de rabietas, llantos continuos y gritos sólo los tiene conmigo, con lo que cuando se prolongan varios días al final me dejan mal sabor e incluso me producen cierta tristeza.

Soy consciente de que es normal que sus enfados los pague conmigo, tengan sentido o no, pero normalmente también disfrutaba de su mejor cara, sus besos más tiernos, la mejor de la sonrisas y los abrazos más sentidos. Qué lástima que esta semana me hayan tocado tan pocos. Termino el día con la sensación de que no disfruta conmigo. Para los demás quedan las risas, los juegos y para mí el malhumor.

Sólo espero que en estos días de vacaciones podamos disfrutar de buenos momentos, y aunque con rabietas, vuelvan de nuevo las risas y los besos.

viernes, 8 de abril de 2011

Nuestros juegos

“Yo soy la mamá y tú la niña”. Este es uno de los juegos preferidos de Teresa desde hace un tiempo. “Tienes uno”, dice enseñando uno de sus deditos. “Y yo tengo dos” y muestra dos dedos. “Soy mayor mamá, y tú eres pequeña”. “Ahora a comer, ¿qué quieres?”. Algunas veces opino, pero como ya me conozco el juego le suelo decir que prepare lo que quiera, que está muy rico, total al final siempre termino comiendo croquetas…

En este juego, como en la vida, repetimos algunos patrones. La parte principal del juego gira en torno a la comida, y por supuesto en las compras en el supermercado, que le encantan. Sin embargo, cuando va a comprar me deja sentada en el suelo y me pide que no llore “vengo pronto”. (Si yo hiciese eso, habría que verla…). Otras veces me cambia de ropa o me baña (simulado) y me revuelve todo el pelo (real), pero lo peor llega cuando aparece con un peine y la colonia (real, real). Luego me pide que me tienda en el suelo y me lee un cuento, a veces se le escapa un “mamá” y rectifica, “niña”. Finalmente llega la parte de “colorín, colorado” y nos dormimos abrazadas. Entonces la despierto y le digo “mamá, se te ha olivado el biberón” y se pone muy contenta a preparlo.

lunes, 4 de abril de 2011

Con las amigas

Este fin de semana hemos vivido una nueva experiencia. Mientras yo he estado de viaje con mis amigas de la infancia, Teresa y papá han estado en casa y como dicen que de todo se aprende, yo he sacado algunas conclusiones:

1.- Ni Teresa ni papá me echan tanto de menos como yo creía. Según papá no me ha nombrado ni una sola vez. Sé que no me miente, por lo que no entiendo entonces cómo cuando estoy con ella no puedo alejarme ni un minuto, y tengo que tomarla en brazos hasta para ir al baño. Sinceramente, me ha dado hasta un poco de rabia.

2.- Aunque me lo esté pasando bien no dejo de sentir cierta culpabilidad por no estar con Teresa.

3.- Cualquier conversación suelo derivarla al tema que no se me va de la cabeza, Teresa. Por suerte es algo que comparto con el resto de madres del grupo.

El fin de semana además ha dado mucho de sí, podría escribir varias entradas, pero hoy quiero destacar dos cosas. La primera que en este viaje una de mis amigas ha confirmado sus sospechas de embarazo. Será su segunda y muy deseada hija (ya nos hemos imaginado el sexo). Ella es una de las mamás que tengo como ejemplo y sé que la noticia para ella ha sido de las más importantes de su vida. La segunda cuestión es que a este viaje ha faltado solamente una de nuestras amigas, mamá reciente de una preciosa niña, Victoria. En todo momento ha estado en mis pensamientos porque ella también se ha convertido, a pesar de su reciente maternidad, en un ejemplo de fortaleza y valentía para mí en esta aventura de la crianza.

martes, 29 de marzo de 2011

Versiones de clásicos musicales


Cada día hay un nuevo descubrimiento. De tanto cantar y cantar las canciones que le gustan ya casi se aburre. Se pasa tantos ratos cantando mientras hace otras cosas que, para no perder la diversión, ahora ha encontrado un juego nuevo con el que ella sola no para de reír. Hay veces que le viene que ni pintada la definición de “esa loca bajita” que diría Serrat. Le gusta cambiar las letras a las canciones conservando la melodía. A veces utiliza frases sin sentido con lo que la canción casi es irreconocible y otras veces son pequeñas modificaciones que conforman una nueva versión, por lo que se ve más cómica . Un ejemplo “Pimpón es un muñeco, muy feo y juguetón… Pimpón se va al sofá y se pone a saltar”.

viernes, 11 de marzo de 2011

La escena del supermercado

Ya lo hemos vivido, si. Sabía que la famosa escena de “niño que agarra una rabieta en el supermercado” no era una leyenda urbana porque no sólo había escuchado hablar de ella en infinidad de ocasiones sino que además yo misma, con estos mis ojos, la he visto alguna vez.

Pues el caso es que nosotros ya hemos superado la primera, y creo que con éxito, si es que ante una situación así se puede hablar en estos términos. Ocurrió el otro día cuando fuimos al supermercado de un centro comercial. Todo transcurría con normalidad, viendo a los animales de la tienda de la entrada durante largo rato, agarrando un carrito pequeño y dejándoselo llevar a Teresa, recorriendo pasillos hasta dar con los pañales, ella pidiéndome que los lleve yo para que no le pese el carro… Todo lo habitual hasta que llegamos a un pasillo repleto de zapatitos que en esta ocasión además eran de color rosa fucsia. Si unimos zapatos, algo que le encanta, con color rosa, su favorito, la atracción está asegurada, aunque yo no consiga entender qué extraña seducción ejerce sobre ella este color.

Teresa me pide inmediatamente probarse unos y cuando me doy cuenta ya se había quitado los zapatos. Así que accedo, y ya tenía ella unos en la mano preparados, un número 26 por lo menos. Se los coloco y le digo que le quedan grandes, ya quiere llevárselos puestos. Le digo que no puede que le están grandes, dice que no, insiste y se levanta para caminar con ellos, la siento y se los quito, se pone a llorar. Intento ponerle sus zapatos y llora con más fuerza además de resistirse y moverse levantarse y correr. La dejo descalza mientras busco algunos que sean de su número, dudo y no sé si esto sería muy recomendable. Vuelve, se sienta, coge otros zapatos y grita ¡Estos sí, mamá!, se los intenta poner, no son su número, (¡NO HAY SU NÚMERO!).

Intento salir de ese pasillo como sea, ella viene detrás llorando, yo le explico que no hay su número que son todos grandes, insiste llorando, ya es consciente de que se va sin los zapatos. Le digo que veremos los juguetes (segundo error) aunque sigue llorando todo el rato. Por fin llegamos y se anima. Ve una moto, de plástico, dos ruedas, muy bajita. Me pide que la suba y así lo hago (¿tercer error?). Está encantada, se mueve libremente porque llega con facilidad al suelo y recorre los pasillos. Llega la hora de irnos y no hay manera de que suelte la moto. De nuevo llantos, y más llantos. Le digo que no es suya y me suplica ¡págala! (¿cuándo ha aprendido esto?). Le digo que es sólo para regalos. A estas alturas mi sobrino, de 7 años, que viene con nosotras, se tapa la cara porque no puede aguantar la risa. Él también intercede, intenta convencerla sin éxito y decidimos ir hablándole mientras damos pasitos en dirección a una caja, pero Teresa no deja de llorar. Por el camino corre hasta el pasillo de los zapatos de nuevo. Aquí ya no podemos hacer nada, la cojo y llegamos hasta la caja. Llora con más fuerza mientras mi sobrino le dice que compraremos chicles (A Teresa le encanta masticarlos, aunque los tira en cinco segundos). Ella sigue llorando mientras yo intento pagar. Cuando Teresa ve que casi estamos dejando la caja deja de llorar y pregunta ¿mamá, pompas chicles? , con la voz más dulce que le he escuchado jamás. Le digo que sí, que cada uno puede elegir un paquete y salen los dos sonrientes y contentos. Aquí no ha pasado nada.

miércoles, 9 de marzo de 2011

9 de marzo

No es ninguna sorpresa a estas alturas decir que la maternidad cambió mi vida y la forma de ver y entender el mundo. Sin embargo no quería dejar pasar la oportunidad de añadir algo más a lo que ya publiqué ayer con motivo del Día Internacional de la Mujer, porque aunque plasmé muchas de las cosas que pienso, no quiero que parezca que mi postura en este tema es una cuestión de mirarme el ombligo. Así que hoy quiero mostrar un poema de Gioconda Belli que me parece muy apropiado.

"Queremos flores"

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos.
Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras
en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir
a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes
Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género

Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy. Cuánto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.

martes, 8 de marzo de 2011

8 de marzo

En el Día Internacional de la Mujer no tengo tiempo para escribir una entrada que me gustaría, sino que me tengo que conformar con esto que se puede definir como una lista de quejas en voz alta, no llegan a reivindicaciones.

- Voy con la lengua fuera y a marchas forzadas en el trabajo, algo que, desde luego, no lo convierte en una fuente de realización personal.

- Soy una de esas mujeres que engrosan las estadísticas que reflejan que a pesar de ser mayoría en mi profesión, los cargos directivos están copados por hombres que en su mayoría (con perdón) se tocan los huevos.

- Pienso que nos han vendido la moto de la liberación de la mujer porque no tiene mucho sentido ocupar unos espacios para dejar vacíos otros. Hoy he escuchado varios manifiestos de asociaciones de mujeres en los que el titular más destacado sería la plena igualdad de derechos en ambientes laborales, pero, ¿no sería más justo reivindicar una serie de condiciones para que toda aquella mujer que desee incorporarse al mercado laboral no tenga que renunciar a una vida familiar? ¿Estamos luchando por algo desnaturalizado o es sólo impresión mía?

- En nuestro país la única forma que se les ocurre a nuestros dirigentes de vender un mensaje de igualdad en este día es la promesa de ampliar el número de guarderías, algo que resulta más barato que ampliar los permisos de maternidad y supongo que pronto pedirán como condición para acceder a una plaza demostrar que no se tienen abuelos, que sale todavía más económico.

Diría algunas cosas más, pero no tengo tiempo. Feliz Día.

jueves, 3 de marzo de 2011

Una gran pérdida

Hemos perdido a Lola, la muñeca fea de Teresa. Se perdió una mañana que Teresa la sacó a pasear en su cochecito y fue hasta el parque con el abuelo. Como cada mañana la sentó en uno de los bancos del parque y entre tobogán y columpios a la vuelta no estaba Lola. Teresa apenas es consciente todavía de la pérdida, seguro que cree que está en la otra casa, pero a mí la pena me invade.

Estoy convencida de que en algún momento Teresa la reclamará con insistencia y la echará de menos, tanto como yo. Su cabecita calva, su andrajoso pijama de rayas, su risita o su llanto, sus paseos diarios con Teresa, sus conversaciones y juegos, sus noches en nuestra cama…

Pero no, no me resigno a esta pérdida, y voy a buscar otra Lola. Quizá no sea la mejor opción, quizá debería aprovechar la ocasión para demostrar a Teresa que hay que ser más cuidadosos con las cosas que apreciamos y que de lo contrario ahí están las consecuencias, pero me resisto. Es demasiado doloroso para mí así que no quiero ni imaginar lo que puede suponer para ella. Recorreré las tiendas en busca de Lola, al fin y al cabo era una muñeca muy común, y con suerte la tendremos en casa sin que Teresa se percate del desastre. Pero aun así no puedo evitar pensar en la pequeña Lola, vagando por algún lugar, pasando alguna noche a la intemperie. Me consuelo imaginando que habrá sido acogida por algún niño que ahora estará cuidándola mucho y haciéndola la reina de sus juegos.

martes, 22 de febrero de 2011

Amor y odio a los Cantajuegos

Teresa, como la mayoría de los niños que conozco, es una amante de los Cantajuegos. He llegado a pensar que tienen algo adictivo para los niños y al mismo tiempo abominable para los padres, porque en lo que a mí respecta estoy del burro Pepe y sus amigos hasta las narices. Cada noche hay un rato dedicado a los Cantajuegos porque he descubierto que es el método perfecto para que yo pueda cenar sin ella sentada en mis piernas, así que no diré que la culpa de este fervor no haya estado incentivada por mí.

La afición llega hasta tal punto que ahora sabe en qué disco está cada canción que quiere escuchar, de tal manera que cuando voy a poner uno me dice “¡ese no, quero soy así” o bien “¡no, ahí no ta, sonidoooo!”.

Por lo menos ahora hemos reducido Cantajuegos a una única sesión por la noche, porque hace poco tiempo los pedía a cualquier hora del día. Y también tengo que reconocer que no soy yo la única culpable de fomentar esta pasión porque su padre ya le puso Cantajuegos Navideño en el mes de octubre, con lo que la Navidad ha durado en casa la friolera de cuatro meses (si no se prolonga más).