Quedan sólo dos días para que termine el año y se me ha pasado volando, casi no me he dado cuenta. 2010 ha sido un año intenso, bueno diría yo, y eso que también ha habido malos momentos. Lo más destacado ha sido el cambio de Teresa que ha pasado de ser un bebé a una niñita. Aprendió a caminar, comenzó sus primeras palabras y ahora corretea y salta por todos lados y no para de hablar y preguntar cosas. De los despertares nocturnos hemos pasado a un sueño reparador y profundo y casi todas las noches completo en su cuna. Incluso pronto dejará atrás la etapa del pañal. Está creciendo y me parece increíble que yo haya podido ser protagonista en esta historia.
Y ahora, haciendo memoria de todo este año, no puedo más que dar las gracias al universo porque todo se haya dispuesto de tal forma para que yo viva la experiencia más enriquecedora de mi vida. Pero además también me gustaría dar las gracias a todas esas personas que tanto necesito y que comparten conmigo los descubrimientos cotidianos de Teresa.
Doy las gracias a David, el mejor papá del mundo, y quien está experimentando en estos momentos cómo Teresa evoluciona de la mamitis a la papitis (snif, snif, ya me temía que en algún momento podía pasar). También les doy las gracias a mis padres que juegan diariamente un papel fundamental en la educación de Teresa. Sin el abuelo Teresa no sería la niña cariñosa que es. Con él juega cada mañana y con una paciencia infinita le cuenta varios cuentos, la lleva a sus adorados columpios, la llena de besos y de historias con una ternura que me conmueve y que sé que acompañarán a Teresa para el resto de su vida. Mi madre, que gracias a ella, y siguiendo su ejemplo, intento alcanzar la mamá perfecta que me gustaría ser, y es la persona quien siempre tiene una mano tendida para todo el mundo. En sus brazos todos los problemas se borran y vuelves a ser una niña. También doy las gracias a mis hermanos que disfrutan conmigo de esta aventura y todos forman parte de esta tribu tan necesaria. Gracias también a la toda la familia de David, a quienes sin duda les gustaría poder pasar cada día con Teresa y a los amigos, quienes siempre están dispuestos a escuchar todas mis dudas sobre crianza y forman parte del comando de cariño que hemos creado con esta experiencia.
Por último, me gustaría dar las gracias a todos los que me leéis y habéis seguido mis descubrimientos y los de Teresa. A todos, todos, mil gracias por compartir este año que ya acaba y espero que podamos seguir así en 2011 y que nos contagiemos un poquito de la sorpresa con la que Teresa vive los detalles más pequeñitos.