jueves, 24 de junio de 2010

Visitas en el trabajo


Esta mañana han venido Teresa y su prima María al trabajo conmigo. El motivo es que hoy recibíamos la visita de un grupo de niños de una guardería que celebran la semana cultural y según explicaban sus monitoras uno de los temas que trabajaban es el de los medios de comunicación. Los padres que lo desearan podían acompañarlos así que ha habido un alboroto total en el curro esta mañana. Como sabía que la visita iba a alterar todo el ritmo de trabajo decidí que llevaría a las dos peques también para ver cómo reaccionaban ante tan numeroso grupo de niños, teniendo en cuenta que ninguna de las dos va a la guardería y que María en septiembre ya irá al colegio.

Sobre la visita no sé si los niños se han enterado de algo, francamente creo que no. Pero según me han comentado algunos padres lo que si les ha hecho mucha ilusión ha sido montar en autobús y sobre todo verse acompañados de sus padres en un ambiente distinto.

En cuanto a María, me ha sorprendido mucho. Desde que vio llegar al grupo de niños se soltó inmediatamente de mi mano y se unió a ellos sin el menor problema. Ha participado en todo sin ni siquiera buscarme con la mirada, y además no ha sido nada tímida, llevando la voz cantante en algunos momentos, a pesar de no conocer a ninguno de los niños ni a las cuidadoras. Sinceramente creo que no tendrá ningún problema para adaptarse al colegio.

Por otra parte, Teresa estaba alucinada. En un principio no tuvo reparo en incorporarse al grupo incluso caminando con ellos. Eso sí, sin perderme de vista un momento. Estuvo un rato cantando y bailando siguiendo las directrices de las cuidadoras pero cuando esto terminó y se centraron en otras cosas le llegó el aburrimiento y quiso venir conmigo. Se lo pasó mejor aporreando el ordenador, una actividad que le encanta.

Al final todos se despidieron de nosotros y de forma ordenada recogieron unas gorras y camisetas que les habían preparado de regalo. En esta fila se colocaron inmediatamente las dos primas que no pierden la oportunidad de recoger un obsequio.

En la imagen se ve uno de los momentos en que Teresa, de espaldas, permanecía con el grupo en un plató, y María a su lado posa para la foto mirando a cámara.



viernes, 18 de junio de 2010

¿Preocupación por una educación no sexista?


No sé si le pasará a otras madres pero la cuestión de procurar un modelo de educación no sexista para mi hija es un tema que me preocupa, mejor dicho, me preocupaba mucho antes y ahora cada día le voy restando importancia.

Como digo era un tema que en principio me traía de cabeza porque no quería fomentar conductas estereotipadas acomodadas al género femenino, propias de los roles que en nuestra sociedad han estado protagonizados tradicionalmente por las mujeres derivados de las tareas relativas a la maternidad (mantenimiento del mundo doméstico, atender el aspecto afectivo familiar y ser el complemento del hombre). Me preocupaba ser un eslabón más en la cadena que perpetúa estas conductas a través de la educación a mi hija y en esto el juego es un factor clave.

Pues bien, una vez más la realidad se impone para darme en las narices demostrando que la maternidad te rompe los esquemas o lo que popularmente viene a recoger el dicho de “cuando seas padre comerás huevos” (que nunca he sabido exactamente qué quería decir pero debe ser algo muy parecido a esto).


En primer lugar creo que mi preocupación se ha ido viniendo abajo por el hecho de que Teresa tiene en casa un modelo palpable de que los papeles asignados al género masculino y femenino se alternan continuamente en nuestra familia. Un ejemplo de esto es que cuando me incorporé al trabajo después de mi baja maternal, papá disfrutaba de algo más de cuatro meses de vacaciones que le convirtieron en el cuidador principal y por tanto el protagonista de “esas tareas propias de la mamá tradicional y ama de casa”. Esto no ha sido un hecho excepcional puesto que a diario las faenas se comparten e intercambian. No quiero que parezca que es una situación idílica pero sí que los conflictos que puedan aparecer tienen más que ver con la pereza y comodidad que con la distribución del trabajo por cuestión de género.

En segundo lugar, la preocupación sobre este tema se va desvaneciendo porque al fin y al cabo, por mucho que en casa promovamos una educación igualitaria, Teresa se encontrará con gente que no entiende este tema del mismo modo. Lo importante es que sea consciente de la riqueza que aportan las diferencias que existen entre hombres y mujeres. Y algo fundamental es que creo que en cuestión de juegos lo que realmente debe primar es que los niños se diviertan y sean ellos mismos quienes tengan libertad para escoger.


Corto ya que me enrollo demasiado. Mi intención hoy era simplemente dejar un video en el que se ve cómo Teresa se lo pasa pipa empujando un carrito de bebé. También es cierto que le gusta empujar todo lo que tenga ruedas, jeje.




martes, 8 de junio de 2010

Miedos

Estira los brazos hacia arriba y me llama “mamá”, me mira, me reclama, me sigue y me persigue por la casa mientras intento encontrar algo. La cojo en brazos, me abraza y me pide su “tete”. Sigo intentando encontrar lo que busco, pero ella insiste en el “tete”, dejo lo que busco y voy a por él. Aplaude, se pone tan contenta…, me mira, me abraza y apoya su cabeza en mi hombro.


Sigo con lo que buscaba, tengo prisa, estoy cansada, la cabeza va a mil. Desisto, ya lo buscaré en otro momento. Me siento y Teresa intenta abarcarme con sus brazos.


En algún momento de mi maternidad pensé en cuánto me necesitaba, ahora no, ahora sólo pienso en cuánto la necesito yo a ella. Intento no recrearme en la idea porque hay veces que hasta me hace llorar.


Siento que sufro por ella antes de tiempo, que quisiera evitarle sufrimientos que sé que algún día padecerá, que quisiera adelantarme a sus pasos, estar con ella si algún día tiene una decepción, si en algún momento se siente perdida, si en algún momento se siente infeliz. Me gustaría que siempre se sintiese tan segura como ahora, con un abrazo y unos mimos, con un beso y una caricia.

jueves, 3 de junio de 2010

Sueño


Bostezos eternos, ojeras, piel apagada, pasos arrastrados, falta de concentración, humor de perros y búsqueda continua de un lugar donde dejarme caer rendida. Pueden parecer los síntomas de una resaca pero no, es el resultado de dos noches sin dormir porque Teresa quiere agua ¿¿¿¿???

Mi teoría es que hay una enfermedad al acecho. Como dice el anuncio “mi mamá sabe cuando me voy a poner malita”. Otra explicación no encuentro a que cada media hora escuche la vocecilla de Teresa exigiendo “agua, agua, agua” y de tan continua que se ha hecho la frase haya habido momentos en los que he llegado a soñar que me veía envuelta en una nube de humo, intentando huir de un incendio, mientras alguien por la ventana pedía ayuda y reclamaba agua a gritos.

De verdad que no sabía que en un cuerpo tan pequeño pudiese caber tanto líquido. La cuestión es que todavía estoy esperando que se produzca alguna otra manifestación para dar por buena mi teoría porque hasta ahora nada de nada. Aunque suene mal, esperemos que se confirmen mis sospechas porque no quiero ni imaginarme que esto se haya convertido en una costumbre nocturna.

martes, 1 de junio de 2010

Teresa ya sube escaleras



Por primera vez Teresa subió ayer unas escaleras sin ayuda. Casi no me lo podía creer, estaba subiendo como si estuviese muy acostumbrada. ¡Qué momento!. Y por supuesto ahí estaba mamá para capturarlo, jeje.